Hola, buenos días!¿Cómo están? Yo muy feliz de estar activa y poder irme reincorporando pocoa poco a mi actividad normal. He de presumirles que ya estoy estrenando cadera y que mi recuperación va de maravilla, gracias a un gran cirujano y a mi adorada familia.
Bueno ya dejando de escribir a cerca de mí, este martes de historia les quiero presentar la historia de un lugar que si uno lo piensa puede ser un poco lúgubre pero que encierra un gran contenido histórico en él, el Panteón de San Fernando.
El Panteón de San Fernando es la última morada de muchas personas, por lo que debemos escribir de él y tenerle un gran respeto.
Se encuentra muy cerca de la Alameda Central, junto con la iglesia de su mismo nombre. El panteón alberga a grandes figuras de nuestra historia. Una de las tumbas más destacadas es sin duda la de Benito Juárez, junto a la cual se erigen mausoleos y tumbas de virreyes, militares y artistas.
Por la importancia y fama de las personas que ahí descansan, el Panteón de San Francisco pasó a ser el panteón más exclusivo y caro de la ciudad.
Ha sido refugio de las tumbas originales de otros constructores de la patria como Vicente Guerrero e Ignacio Zaragoza, quienes posteriormente fueron exhumados y trasladados a recintos distintos. La tumba del general conservador Miguel Miramón también se encuentra ahí, aunque vacía, pues al morir don Benito la viuda de Miguel, Concepción Lombardo, decidió que su esposo no podría descansar junto a su eterno enemigo y lo trasladó a Puebla.
Dada su importancia histórica, el panteón fue declarado monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y con el paso de los años fue reconocido como un sitio que merece la pena ser visitado.