La historia de esta colonia se remonta a principios del siglo XX, pero antes de ser parte de la ciudad, esta zona se llamaba Romita. De acuerdo a algunos relatos de 1900, este pueblo, fundado en la época prehispánica y conformaba lo que era conocido como el pueblo de Aztlahuacán.
A principios del Siglo XX era un sitio alejado de la civilización que estaba lleno de potreros y casuchas habitadas principalmente por obreros que todas las mañanas se subían un tren que cruzaba el Río de la Piedad, hoy Avenida Cuauhtémoc, para llegar a la urbe a trabajar. Pero Walter Orring, propietario del Circo Orring solicita fraccionar las tierras que antes correspondían a los potreros de la Condesa en enero de 1902, para la construcción de residencias. Los hermanos Lamm reciben una solicitud para realizar el diseño de una colonia que debía alojar a la alta sociedad Mexicana de la época. Los nombres de las calles de la colonia se dan en honor a las Ciudades de México en las que el Circo Orring tuvo éxito. Otra persona que tuvo gran ingerencia en la fundación de esta colonia fue Pedro Lascurain.
Para la construcción de dicho fraccionamiento se usaron los principios arquitectónicos más impresionantes de la época. Se puso pavimento en las calles, se hicieron avenidas de doble carril, las arterias contaban con alumbrado público y hasta se llamó a la Casa Gabelich México para que le pusiera una herradura especial a todos los inmuebles.
Esta compañía especializada en herrería, estaba ubicada en la Doctores, y era tan elegante que incluso fue la responsable de diseñar las monumentales rejas de la Sagrada Familia, un templo neogótico edificado en 1906 que fue la primera gran atracción de la Colonia Roma, porque durante su construcción no se escatimaron gastos, y hasta se mandaron traer los vitrales de Italia.
Basta poner un píe adentro del templo para contemplar la gloriosa arquitectura que tiene, que como todas las construcciones porfirianas, cuenta con enormes influencias europeas y rescata con materiales del siglo XX la estética de iglesias tan importantes como la de Notre Dame en París. Además, de la belleza de sus muros, el Templo de la Sagrada Familia conserva en su interior una colección de pinturas sacras que pintó un jesuita anónimo.
En la época revolucionaria la Roma fue sumamente golpeada, pero al finalizar la guerra se volvió la colonia que alojó a bohemios e intelectuales, era un lugar donde las artes se veían conjugadas con una arquitectura y diseño espectaculares.
En la actualidad la colonia Roma alberga arquitecturas como la ecléctica, neocolonial, colonias californiana, art decó y del movimiento modernista.
Pasear por su calles es una verdadera delicia, sobre todo si te detienes a contemplar los maravillosos edificios que se albergan en sus calles. Los invito verdaderamente a conocerla y no dejen de visitar la iglesia de la Sagrada Familia de verdad vale la pena.
¡¡¡¡AMOOOO LA COLONIA ROMA!!!!!!